El lunes 28 de abril de 1986, un joven de unos 20 años llegó hasta la Vicaría de la Solidaridad en la Plaza de Armas de Santiago con una herida de bala en el glúteo, para solicitar asistencia médica. Allí lo atendió el médico Ramiro Olivares, quien estaba de turno, y ante la gravedad de su lesión, decidió derivarlo a la Clínica Chiloé, con la que la Vicaría mantenía un convenio de colaboración.

Lo que el doctor Olivares no sabía en ese momento es que el joven, Hugo Gómez Peña, era integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y había participado previamente en el asalto a la panadería Lautaro, hecho en el que había resultado muerto un carabinero. A raíz de la investigación de estos hechos, que llevaba adelante la Fiscalía Militar, fueron detenidos dos médicos y un paramédico de la Clínica Chiloé, mientras que Olivares y Gustavo Villalobos, abogado de la Vicaría, fueron llamados a declarar. El lunes 05 de mayo ambos se presentaron voluntariamente y fueron dejados detenidos e incomunicados.

El caso fue investigado por el recién nombrado fiscal Fernando Torres Silva, teniente coronel de Ejército, quien vio en la situación una oportunidad para perseguir a la Vicaría de la Solidaridad, ordenando una serie de diligencias siempre con un alto perfil mediático. Frente a la ofensiva del fiscal castrense, surgió el apoyo irrestricto hacia la Vicaría, encabezad por propio cardenal arzobispo de Santiago, Juan Francisco Fresno, al que se sumaron amplios sectores sociales y políticos, e incluso líderes y personalidades internacionales.

Tras permanecer durante 10 días incomunicados en la Cárcel Pública, Olivares y Villalobos fueron trasladados a la ex Penitenciaria y, después de algunas semanas, hasta el anexo Cárcel Capuchinos, sometidos siempre a frecuentes interrogatorios por parte del fiscal Torres Silva. En Capuchinos recibieron numerosas visitas, entre ellas, las de monseñor Fresno y del cardenal Raúl Silva Henríquez, y después de tres meses salieron bajo fianza. Sin embargo, Olivares volvió a prisión en diciembre, cuando el fiscal Torres modificó la acusación en su contra desde “ayuda a grupo de combate armado” (contemplada en la Ley de Control de Armas) a “encubrimiento de delito terrorista” (sancionado por la Ley Antiterrorista). El médico volvió entonces a Capuchinos, donde permaneció casi un año detenido.

Los invitamos a recordar estos hechos a través de una entrevista realizada por la periodista Lake Sagaris al doctor Ramiro Olivares en enero de 1988, pocas semanas después de que éste recobrara su libertad. La entrevista completa se encuentra disponible en nuestro Centro de Documentación.