El bordado es una práctica que históricamente ha estado asociada a una identidad femenina ligada al hogar y a la sumisión. Una tradición que fue trasmitida a las mujeres con la intención de mantenerlas alejadas de la esfera pública y del conocimiento. Desde la modernidad en adelante, la lucha por los derechos de las mujeres ha implicado la transformación en los roles de género, Con ello el carácter artesanal del bordado relegado al terreno de lo doméstico y lo decorativo, se ha ido transformando en un instrumento de protesta y resistencia.
En Chile, el bordado ha significado una forma de expresión de ideas políticas en momentos de crisis social. Las arpilleristas de los años de la dictadura cívico-militar denunciaron las violaciones a los derechis humanos que se cometieron durante este período. Mujeres, entre ellas familiares de detenidos desaparecidos y prisioneros políticos, tomaron el bordado para contar la realidad que estaban viviendo. De esta manera, las arpilleras fueron una forma de retratar y evidenciar escenas de muerte, consignas políticas, palabras de esperanza, el exilio, la pobreza o los centros de detención.
Al igual que lo ocurrido en los ochentas con las arpilleras, hoy se vive una nueva puesta en valor de esta práctica. Después del 18 de octubre y la revuelta, en Chile se han constituido diversos grupos de mujeres que tienen como objetivo la resignificación del bordado como un ejercicio de resistencia.
El bordado, a través de cada puntada, va generando un lenguaje en el que hechos o experiencias se transforman en un medio de documentación, que ha permitido transmitir parte de la historia invisibilizada de las mujeres. Por esta razón, en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Bienal de Arte Textil (BA&T) y la línea programática de Memoria y Feminismo del MMDH realizaron durante el mes de octubre y noviembre una convocatoria abierta para recepcionar cuadrados bordados (de 25 x 25 cm). Este proyecto de creación textil ha sido una instancia participativa para crear una pieza de bordado colectivo, una narrativa que convocó multiplicidad de voces en contra de la violencia hacia la mujer, y que toma como punto de partida e inspiración el texto de Julieta Kirwood “Las palabras… ¡NO!”. Escrito en 1979, el texto reclama el derecho de la mujeres de articular su propia palabra, haciendo alusión a la historia oficial narrada por hombres.
Desde esta óptica, esta iniciativa propone abordar la dimensión de la historia reciente evocando el trabajo que han realizado las arpilleristas durante los años ochenta, para continuar y enlazar con el contexto actual de las colectivas textiles post 18 de octubre.
https://www.facebook.com/MuseodelaMemoriaChile/videos/385098309233949/