El movimiento de las trabajadoras y trabajadores fue duramente reprimido desde el mismo 11 de septiembre de 1973.
La represión se vio reflejada en la ilegalización, la clausura de las organizaciones sindicales y la instalación de toda una nueva normativa que puso fin a los derechos adquiridos en décadas de lucha.
Otros mecanismos de opresión que utilizó la dictadura, fueron la persecución directa a dirigentes, quienes perdieron sus trabajos o fueron víctimas de asesinatos, detención, tortura, persecución, prisión o exilio.
En esos tiempos oscuros, fue crucial la convergencia de voluntades tanto desde nuestro país como de la solidaridad internacional.
Archivos y testimonios dan cuenta de este proceso que intentó restablecer el estatus de dignidad de trabajadores y trabajadoras de Chile como protagonistas y artífices de su destino.
SINDICALISMO
La tasa de sindicalización efectiva alcanzó sus niveles más altos durante el periodo de la Unidad Popular (casi un 34%), lo que se anuló luego del golpe de estado y la ilegalización de la actividad sindical. Esos niveles no han podido igualarse, incluso, luego del retorno a la democracia.
Hoy recordamos a cada trabajador y trabajadora que desde diversos lugares de Chile hicieron frente a la Dictadura y lucharon por el respeto a los Derechos Humanos, por la Verdad y la Justicia y por el retorno a la Democracia. El legado de este movimiento y la resistencia contra la brutal represión se ve reflejado en las luchas de hoy en pos de mejores condiciones laborales y el derecho de una vida digna.