La Señora Angela Jeria es de las personas más equilibradas y consecuentes que me ha tocado conocer. Era muy especial, a todos los trataba con cariño, respeto y dignidad; se interesaba y se sumaba a las causas de derechos humanos, desde las grandes causas hasta los grupos locales que requerían de su apoyo.
Angela vivió la experiencia de ser víctima de la represión. Su marido murió a causa de las torturas, ella y su hija fueron detenidas por la DINA, sufrió el exilio y el no poder vivir en su patria. Siempre tuvo la fuerza, tanto en el exilio como a su regreso, de luchar por la recuperación de la democracia y por el cese de las violaciones a los derechos humanos.
Ya instalada en Chile, junto con María Eugenia Rojas, una de las socias fundadoras del Museo de la Memoria, fue parte del PIDEE, una de las instituciones que da inicio a las colecciones del Museo, y que se preocupó de la infancia dañada por los estados de emergencias, con programas que atendían a niños que volvían del exilio, a los hijos de presos políticos y de detenidos desaparecidos; en fin, a todo niño y niña que lo necesitara.
El Museo de la Memoria fue visitado numerosas veces por ella, nos acompañó y estimuló en la inauguración de exposiciones, en aniversarios, siempre con una palabra inteligente. Nos hará falta. A Chile le hacen falta mujeres como Angela Jeria. La tendremos siempre presente.
Michelle, querida expresidenta y Miembro del Directorio de la Fundación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, reciba nuestras más sentidas condolencias por la partida de su querida madre, la que hacemos extensiva a sus tres hijos.
María Luisa Sepúlveda Edwards
Presidenta Fundación Museo de la Memoria y los DD.HH.
Fotografía Fondo La Nación/UDP.
