Nacido en el Barrio Concha y Toro, proveniente de una familia aristocrática. Abandonó sus estudios de arquitectura en la UC para dedicarse al sacerdocio bajo la orden Diocesana, decisión que estuvo motivada tras conocer la realidad de la extrema pobreza de los campamentos y “poblaciones callampa”.
Durante los años de la Unidad Popular abandonó el seminario para hacerse cura obrero, trabajando en la mina de Chuquicamata, al mismo tiempo que adhiere al movimiento Cristianos por el Socialismo.
Luego del Golpe de Estado se estableció en la Villa Francia, donde realizó trabajos como obrero de la construcción. Por su compromiso con el movimiento poblacional fue reprimido por la dictadura, siendo detenido en siete ocasiones. Conoció en carne propia la prisión política pasando por los recintos de Villa Grimaldi y Tres Álamos.
Durante su vida participó de diversas organizaciones y agrupaciones de denuncia y de defensa de los Derechos Humanos, como La Vicaría de la Solidaridad; integró el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo; así como apoyó las organizaciones sociales en Pudahuel, en la Población la Legua y en la Isla Colo, en el Archipiélago de Chiloé.
Sus últimas apariciones públicas, a pesar de tener una avanzada enfermedad, fueron realizando una misa en el frontis del Centro de Justicia de Santiago, el pasado 25 de febrero, exigiendo la libertad de los Presos Políticos de la revuelta social.
Su despedida fue en forma de carta, el 3 de marzo del 2020, redactada desde el Hospital Clínico de la UC, donde reafirmó su compromiso con los “asesinados, presos políticos, enceguecidos, callados y encarcelados producto de la protesta social desde el 18 de octubre hasta ahora”.
“¡El despertar no tiene que morir nunca más! Hasta que volvamos a ser seres humanos […] Cuando miremos la cara al soldado digámosle ¿usted no es igual que yo?, a esa persona que ha sido lavado en su cuerpo y cabeza, le podemos hacer entender que tiene la posibilidad de dejar de servir a quien también le oprime”, escribió.