El 16 de septiembre de 1973 en las cercanías del Cementerio Metropolitano, el cuerpo del popular cantautor y director de teatro Víctor Jara fue encontrado con 44 impactos de bala.
Días antes, el artista había sido detenido en las inmediaciones de la Universidad Técnica del Estado (UTE), establecimiento donde ejercía la docencia. Tras su detención fue llevado hacia el Estadio Chile –que actualmente lleva su nombre-, lugar donde sufrió reiteradas torturas y tratos inhumanos, siendo posteriormente asesinado.
Su conocida militancia en el Partido Comunista y su apoyo público al proceso de la Unidad Popular, fueron detonantes para que el régimen de Augusto Pinochet viera en su influencia una amenaza para los intereses de la dictadura y la implementación de un nuevo modelo.
Desde joven que Víctor mostró un estrecho compromiso con las causas sociales a favor de los sectores más desposeídos del país, como pobladores y campesinos que tempranamente inspirarían su trabajo creativo. Aquella sensibilidad y encuentro con la injusticia en primera persona la canalizó en una activa participación política, siempre en consonancia con su obra artística.
Además de su faceta de cantautor, también destacó por su importante labor en el teatro desempeñándose como actor y director, ámbitos en los que contribuyó aportando nuevas perspectivas a la escena nacional y al desarrollo de las culturas en general.
A 47 años de su partida, el legado de Víctor Jara sigue más vivo que nunca. Hoy son las nuevas generaciones las que vitorean sus canciones en las calles, multitudes que desde el 18 de octubre han salido a manifestarse bajo el lema de “El Derechos de Vivir en Paz”, canción que se ha transformado en un himno que refleja el sentir de todo un pueblo y que sigue manteniendo #ActivalaMemoria de todo un país.
Fotografías
Marcelo Montecino #ArchivoMMDH, ultima marcha de la UP