A fines de los años 70 y en paralelo a la reconformación sindical, poco a poco comenzaron a realizarse prácticas de resistencia y protesta: trabajo más lento, paros parciales, huelgas de hambre o viandazos.
Amplios sectores —entre los que se cuentan los bancarios, construcción, metalúrgicos, portuarios, minería del cobre, y textiles— realizaron sus acciones, con la consiguiente respuesta de la dictadura que procedió a despidos arbitrarios, así como la detención y relegación de dirigentes. Para principios de los años 80, muchas fábricas comenzaron a cerrar, dejando a miles de trabajadores y trabajadoras cesantes.
El 11 de mayo de 1983, en un contexto de descontento y crisis política, la Confederación de Trabajadores del Cobre convocó a la Primera Jornada de Protesta Nacional. Sería el inicio de un total de seis jornadas que se desarrollarían hasta septiembre de 1986. Fue en ese mismo impulso que nació el Comando Nacional de Trabajadores (CNT).
Esta organización tomó el liderazgo de la movilización social de masas en la primera mitad de los años 80 y elaboró los Pliegos de Chile en 1984 y 1985, donde el movimiento sindical realizó sus demandas a la institucionalidad, representando a amplios sectores de la oposición a Pinochet.