De las más de tres mil mujeres y niñas detenidas por la Dictadura, la mayoría de ellas sufrieron violencia político sexual por parte de agentes del Estado, como militares y carabineros; y se estima que las cifras son mucho mayores, según estableció la propia Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura (CNPT).
“Fui violada, me ponían corriente, me quemaron con cigarrillos, me hacían ‘chupones’, me pusieron ratas. Creo que estuve en [recinto secreto de la DINA], me amarraron a una camilla donde unos perros amaestrados me violaron. Estaba siempre con scotch, después una venda y después una capucha. Se reían, nos ofrecían comida y nos daban cáscaras de naranjas. Nos despertaban de noche para perder la noción del tiempo”.1
1. Testimonio recibido por la Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura. Región Metropolitana, 1975.
Muchas mujeres denunciaron situaciones semejantes en distintos momentos y distintas regiones durante su periodo en cautiverio. Los testimonios recogidos por la Comisión reiteran cómo la violencia sexual formó parte del trato recurrente a las prisioneras políticas. Esta práctica en extremo represiva también fue utilizada para humillar y “quebrar” a las mujeres dentro y fuera de las “salas de tortura”.
Sin embargo, y pese al horror, testimonios de mujeres dan cuenta que dentro de los campos represivos hubo instancias de resistencia que se articulaban desde la sororidad entre las propias presas, las cuales estructuraban estrategias colectivas de autocuidado y acompañamiento. Palabras, conversaciones o canciones susurradas al oído, un pedazo de pan, una caricia después de una sesión de tortura significaba mucho para quienes estaban privadas de su libertad y eran sometidas a semejantes vejaciones.
Tantos las víctimas como familiares y organizaciones de Derechos Humanos apuntan a la necesidad de visibilizar la violencia político sexual como práctica que fue parte de la violencia de Estado durante los 17 años de Dictadura; una práctica que también ha ocurrido en democracia y que vulnera de forma brutal los derechos fundamentales de mujeres y niñas.