Oriunda de Temuco, Fabiola Letelier se trasladó junto a su familia a Santiago, ciudad donde estudió la disciplina que la acompañaría de por vida en diversos ámbitos de su quehacer profesional y personal.
Luego de pasar por la escuela de Derecho, inmediatamente volcó sus energías en actividades que atendían a sus convicciones. En la década del 60 se integró a la Comisión Interamericana de Mujeres, organismo perteneciente a la Organización de Estados Americanos.
Inmediatamente después del golpe de Estado de 1973, Fabiola se dedicó a la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de verdad y justicia. Es así como se participó de la comisión fundadora que dio vida al Comité Pro Paz, labor que luego continuó con la formación de la Vicaría de la Solidaridad.
El asesinato de su hermano Orlando Letelier, embajador del gobierno de Allende en Estados Unidos, hizo que la lucha de Fabiola tuviera más sentido que nunca, empujándola a un camino sin retorno. En 1980 deja sus labores en la Vicaría para fundar la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU).
Durante su estadía en CODEPU llevó una ferviente labor por esclarecer los casos de las víctimas de la dictadura, ejerciendo el cargo de directora jurídica hasta 1988. El organismo acompañó a cientos de familiares de las víctimas brindándoles apoyo tanto profesional como humano.
La jurista participó de innumerables casos, incluyendo el de su hermano Orlando, el que culminó con la condena al ex director de la DINA, Manuel Contreras, quien fue uno de los artífices del asesinato. Asimismo, fue parte de la comitiva que se encargó de procesar al dictador Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad.
Su trayectoria ha sido reconocida por diversos organismos dentro y fuera del país. En 2018 se le otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos por parte del INDH, como una forma de homenajear a su figura.
En una entrevista con Londres 38, Letelier comentó la situación de la Memoria en Chile y los casos de violaciones a los DD.HH:
“La construcción de la verdad en nuestro país ha sido una tarea muy difícil, pero ha sido permanente. Yo quisiera destacar la labor de los familiares, de las personas que no aceptaban las versiones que se les daban y que infatigablemente buscaban a sus seres en todos los lugares donde podrían estar”.
Recordamos el legado tanto profesional como humano de una de las defensoras más destacadas en materia de derechos humanos y la búsqueda de verdad y justicia en Chile, esfuerzo que ha sido un ejemplo para ayudar en la tarea de dignificación de las víctimas y familiares que luchan hasta hoy contra la impunidad.
