Las garantías de igualdad y no discriminación deben ser para todas las personas por igual, independiente de su orientación sexual o identidad de género.
El no promulgar leyes que prohíban la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género provoca que el trato discriminatorio siga impune y deja a las víctimas con escasas posibilidades de obtener justicia y reparación.
La Comisión Interamericana de DDHH ha recibido información que señala que la violencia contra las personas LGBTIQ+ se ve reforzada por la diseminación de “discurso de odio” dirigidos a esta comunidad en distintos contextos. Si bien es necesario estudiar este fenómeno con mayor profundidad, la evidencia demuestra que cuando ocurren crímenes contra estas personas, con frecuencia están precedidos de un contexto de elevada deshumanización y discriminación.
Diferentes organismos de DD.HH. han recomendado la inclusión de materiales informativos en los currículos educativos para combatir los estereotipos y la discriminación contra las personas LGBTIQ+, mediante la aplicación de una educación basada en los derechos humanos.
Hoy más que nunca recordamos que el Estado tiene el deber de hacer frente a las formas múltiples de violencia y discriminación que enfrentan personas por causa de su orientación sexual o identidad de género, garantizando la protección de los DD.HH. y libertades fundamentales de una manera justa y equitativa sin distinción alguna (3ra resolución ONU sobre DDHH, orientación sexual e identidad de género).