México
Angela Juárez

Del ghetto de Iztapalapa

…Todos los días se les enviaba una camioneta del gobierno que pasaba a recoger a los estudiantes por la mañana para llevarlos al centro escolar correspondiente. La ruta se hacía por río Churubusco hasta llegar a la avenida Coyoacán. De regreso exactamente lo mismo. Ella nunca entró a clases a pesar que en la escuela había efectivamente niños de varias naciones en guerra o expulsados por los golpes de estado, se la pasó metida en la parte de arriba de un armario resguardada y en compañía de otros tres que ahí se escondían, en tanto las maestras desesperadas trataban de bajarlos con sobornos dulces e incluirlos en su clase.

¿CÓMO VIVIÓ EL PRIMER PERIODO EN EL NUEVO PAÍS?

En el armario se hablaba a hurtadillas de los padres muertos, de los presos y de quienes no iban a volver a ver nunca más a sus familias. Lo bueno es que a partir de ése momento fueron como hermanos, lo malo es que con los años todos adoptaron la filosofía del olvido y nadie se acuerda de ninguno, quizás de los apellidos o los nombres.

¿Cómo no olvidarlo, si de esto nadie se atrevió a escribir nunca? La memoria deja de existir cuando uno resueltamente decide olvidarse de las cosas. Ella nunca volvió, al igual que muchos de los que vivieron allí.

 

Este testimonio es parte de Memorias de Exilio, un espacio de diálogo y encuentro desarrollado por el Museo de la Memoria y los DD.HH. en torno a las memorias del exilio chileno, a fin de relevar las voces de sus protagonistas y familiares.

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